miércoles, 1 de julio de 2009

3er Año

COMERCIAL

Lengua

32 comentarios:

  1. Hola chicos !!! Por favor remìtanse a 3º Bachiller (Lengua). Todos mis comentarios e indicaciones las unifiquè , porque ambos cursos tenìan que hacer lo mismo.
    A no ponerse celosos!!!! ;)

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  2. Hola !!! Còmo van ?
    Para los que quieran, hay un juego recreativo para los terceros y cuartos años en el menù de 4º año.
    ¡A ver si se animan !

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  7. Buttarelli - Valdez20 de octubre de 2009, 15:17

    CAPÍTULO 1:

    ¿Cómo pude haber llegado a hacer una cosa así? ¿Cómo terminé en eso? No veía más que rojo. La sangre en mis manos, en mi camiseta, en el cuchillo… Y Dennis tendido boca abajo a mis pies, delante de mí, en la alfombra de su propia casa. Nunca habría pensado que podría hacer algo como aquello.
    Oí el auto de la policía acercarse, yo mismo lo había llamado; podía oír la sirena retumbando en mi cabeza. Opté por salir de allí y tratar de olvidar… Hasta el día de hoy aún lo recuerdo.
    Todo empezó seis años atrás. Nuevamente mis padres, Robert y Lauren, habían tenido una discusión esa noche del veinte de enero, en la que no faltaron los gritos ni los malos tratos. Yo estaba en mi cuarto, en el primer piso, y aún así los escuchaba.
    - Siempre complica las cosas, ¿no lo ves? No quieres salir porque no quieres dejarlo solo… ¡Tiene 13 años, por Dios!
    - Ya sé que tiene 13 años, Robert, pero no es un adulto. Sabes muy bien que a mí también me molesta no poder salir, pero soy su madre, de todas formas. Yo llevo responsabilidad si algo le pasa al niño.
    - Está bien, está bien, haz lo que quieras, pero no me eches en cara las noches que llego tarde. Yo quiero divertirme, tú haz lo que quieras.
    - ¿Qué quieres decir con eso? No hemos terminado de hablar.
    Escuché los escalones de la escalera.
    - Oh, sí. Sí que terminamos.
    No oí nada más. Como verán, no era muy querido en mi familia. La única que parecía darme importancia era mi abuela paterna, pero me daba igual, la veía dos veces al año. El resto del tiempo vivía en mi casa en un pequeño barrio, con mis padres.
    Era muy desgraciado. Debido a mi modo de vida, no solía hacer muchos amigos, y con suerte podía contar con los dedos de una mano a los que sí lo eran.

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  8. Buttarelli - Valdez20 de octubre de 2009, 15:17

    No me iba muy bien en el colegio. El último año de la primaria estuve a punto de repetirlo. Lauren casi me mata. Y de Robert, ni hablar.
    - Para lo único que tienes que ser bueno, y tampoco lo eres. –me había reprochado, casi gritándolo.
    Traté de pasar el verano lo mejor que pude. Eso significaba que no habían muchas salidas para mí, no porque mis padres no me dejaran, sino porque yo prefería quedarme encerrado, en tranquilidad. El último mes antes de empezar la secundaria, Lauren entró en mi cuarto para hablarme de algo.
    - Nos vamos a mudar hacia el este.
    No dije nada, como de costumbre, pero ella sabía que la había oído. Por dentro, estaba pensando en todo lo que se vendría. Nuevo barrio, vecinos desconocidos, nueva escuela, nuevos compañeros… Eso era lo peor que podía pasarme en ese momento de mi vida.
    Por segunda vez en las vacaciones fui a ver a mi “mejor amigo”, Thomas, a su casa al día siguiente. Le conté que Lauren me había dicho que nos mudaríamos.
    - Pero, ¿por qué? ¿Es algo de trabajo?
    - No lo sé, supongo que tal vez…
    Ni siquiera con él era de hablar demasiado, pero a veces le contaba sobre las peleas de mis padres. A él no le molestaba que no hablara, me aceptaba así.
    - Y, ¿tú quieres mudarte?
    - No.
    Hablamos un poco más y pronto volví a mi casa, no sin prometerle que iría a despedirme antes de irme.
    El martes de la semana siguiente ya estaba el camión de la mudanza fuera de la casa y mis padres y dos hombres más estaban cargando las cosas muy temprano por la mañana. Antes de que terminaran, fui a casa de Thomas.
    - Ya estoy a punto de irme.
    - De acuerdo… Espero que donde estés, estés bien.
    - Gracias.
    Nos dimos un último abrazo y luego no lo volví a ver.
    Hasta que no llegamos a nuestra nueva casa, no tenía idea de dónde viviría. Fuimos desde una punta del país hasta la otra, más o menos. Las cosas no empezaban nada bien… Y era obvio que podían continuar peor.
    Terminó el verano. La casa donde estábamos era en un barrio algo más concurrido que el anterior donde había vivido. Siempre veía a alguien en la calle si salía de mi casa. Antes no solía ser así. Me sentía incómodo estando allí, no quería imaginarme cómo estaría durante el próximo mes, cuando tuviera que empezar en un nuevo colegio.
    Las últimas dos semanas no duraron tanto como hubiera querido. Lauren me anotó en un colegio privado, no muy costoso, pero bueno. Igualmente, eso no hacía la diferencia para mí, casi seguro que me iba a ir mal, no tenía muchas esperanzas.
    Más rápido aún llegó el primer día de clases…

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  9. CAPÍTULO 2:

    Me levanté el lunes muy temprano debido a que no pude dormir en toda la noche y, ya a las cinco de la mañana, estaba despierto. Traté de cambiarme lo más lento posible para no tener que esperar demasiado a que se hiciera la hora de irme. Me dirigí al baño y me lavé. Luego bajé las escaleras y fui a la cocina a prepararme el desayuno. A eso de las seis y diez había terminado todo. No sabía qué podía hacer para esperar la hora. En la televisión no pasaban nada interesante… Al final, esperé leyendo un folleto de la nueva escuela y viendo qué cosas tenían los libros nuevos que había comprado dos días atrás.
    Se hicieron las siete y media, y salí para ir al colegio. Caminé con un poco de prisa porque no sabía si iba a llegar a horario. Al final llegué quince minutos antes. Una vez adentro, me parecía que todos me observaban, pero tal vez era sólo mi imaginación. Al parecer, ya todos se conocían entre ellos, estaban juntados en grupos de hasta siete u ocho personas, hablando. Me sentía totalmente ajeno. Había un chico, tendría mi edad, que de vez en cuando echaba miradas hacia donde yo me encontraba. Estaba poniéndome nervioso.
    Por fin tocó el timbre. El mismo chico que me miraba momentos antes se me acercó, cuando todos estaban formando, y me preguntó:
    - ¿Eres nuevo?
    Lo observé un momento antes de contestarle. Era media cabeza más pequeño que yo, tenía el pelo corto, de color marrón oscuro, y ojos azules.
    - Sí… -contesté en voz baja, muy nervioso.
    - ¿Sabes en qué curso vas a estar?
    - Supongo que no…
    - Entonces ven, fórmate en esta hilera conmigo.
    Le hice caso y lo seguí hasta el final de una hilera. Traté de quedarme lo más atrás posible, y el chico comenzaba a sofocarme un poco, no sabía por qué. No estaba acostumbrado a que la gente se acercara a hablarme. Terminó de hablar el rector del colegio y dos profesoras nos dividieron llamándonos por los apellidos. Había quedado en el mismo curso que el chico morocho.
    - Puedo enseñarte el colegio, si quieres, ya que estaremos juntos. He venido aquí toda la primaria.
    - Gracias…
    Nos fuimos al salón y, una vez dentro, me preguntó si podía sentarse conmigo.
    - ¿Te molesta si me siento contigo?
    - No, para nada…

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  10. Tuvimos Literatura, y luego Historia. No fue nada especial, los profesores dieron un discurso sobre el año y nos pidieron lo que necesitaríamos llevar. Llegó el primer receso. Y el chico se quedó conmigo dentro del salón para que no estuviera solo.
    - Por cierto, mi nombre es Dennis Thompson. Y tú, ¿cómo te llamas?
    - Michael Rice.
    - Mucho gusto. Y, ¿de dónde vienes? No eres de aquí, ¿verdad?
    - Vengo del oeste del país…
    - Un cambio grande, ¿cierto?
    - Muy…
    - Es difícil dejar a tus amigos… Yo tuve que dejar a los míos cuando me mudé aquí, pero de todas formas era muy pequeño, supongo que tu caso es peor.
    - No tenía demasiados amigos…
    - Pero es difícil empezar una nueva vida en otro lugar, por descontado.
    - Supongo que sí…
    Hablamos un poco más. Yo no tenía muchas ganas de contestar a sus preguntas, y no seguía la conversación como a él le hubiera gustado. De todas formas, no se separó de mí en todo el día. Durante el almuerzo, se sentó conmigo en una mesa apartada, solos los dos.
    - Para mí es difícil estar aquí. Muchos de mis amigos se fueron, se cambiaron de colegio.
    - Entiendo…
    Durante el resto del día me la pasé con Dennis. Cuando tocó el timbre de fin de clases, había entrado un poco más en confianza con él, llegué a ver que quería que me sintiera cómodo.
    El primer mes de clases no se me había hecho tan duro gracias a Dennis. Le estaba realmente agradecido.

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  11. Frascarelli y Arrighi27 de octubre de 2009, 16:29

    CAPITULO 3:

    Los meses del año corrían satisfactoriamente gracias a la presencia de Dennis quien me ayudo no solo con las tareas y trabajos del colegio sino también a integrarme al ambiente escolar. Por este motivo conocí a Jessica una chica que iba a nuestro mismo curso, con la que Dennis se llevaba muy bien antes de que yo valla su escuela.
    Acordamos con Dennis y Jessica juntarnos a estudiar todos los jueves en la casa de Dennis; Su casa era sumamente lujosa y espaciosa: Tenía una enorme puerta en el frente de la casa que derivaba en un living. Dicho living estaba desbordado de una colección de cuadros. Era un sitio muy oscuro ya que las únicas dos ventanas que se encontraban en el frente de la casa eran muy pequeñas y a esas horas de la tarde no alcanzaban los rayos del sol.
    En el fondo del living se encontraban tres puertas: la que se encontraba en el centro de la pared de la sala estaba siempre cerrada bajo llave. La que estaba situada a la izquierda derivaba en una amplia cocina de lo más moderna, y la puerta que estaba situada a la derecha daba paso a dos habitaciones, una era la de Dennis y otra de los padres.
    La habitación de mi amigo era increíblemente grande, tenía un colchón de agua, una mesa de billar, muchísimos autos pequeños de colección. Era un lugar sumamente agradable para estudiar ya que tenía una enorme mesa la cual nos permitía apoyar todos los libros y materiales de trabajo necesarios para realizar las tareas. Además de esto la casa de mi amigo era un lugar sumamente tranquilo y silencioso ya que Dennis no tenia hermanos y sus padres nunca estaban en casa.
    Una mañana, desperté como de costumbre con los gritos de mi mama avisándome que llegaría tarde a la escuela. Cuando bajé a desayunar mi mama me comentó:
    - Veo que te has encariñado mucho con este chico Dennis
    - Si mama, el es una gran chico
    - Estaba pensando, ¿Que te parecería invitar a el y a sus padres a cenar a casa este sábado?
    Apenas termino esta frase sentí una extraña sensación ya que nunca había invitado a nadie a mi casa y menos con sus padres. Empecé a hacerme preguntas en mi cabeza como:
    ¿Qué tal si les caigo mal a sus padres?, o ¿que tal si no le gusta mi casa o mi familia? Ahora que lo pensaba, ¿Quiénes eran sus padres?
    Cuando estas ideas dejaron mi cabeza miré a mi madre:
    - Si mama, me perece genial la idea
    - Buenísimo. Ahora apurate que vas a llegar tarde al cole.

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  12. Frascarelli y Arrighi27 de octubre de 2009, 16:30

    Termine el desayuno y emprendí viaje a la escuela. En el camino me encontré como de costumbre a Jessica, ya que ella vivía a dos cuadras de mi casa.
    En el camino hablamos sobre las tareas del colegio y sobre cosas que en realidad no me preocupaban tanto como el asunto sobre la cena con la familia de Dennis.
    Entramos al colegio y el timbre tocó a horario. A las 7:35 ya estaba todo el curso en hora de matemáticas con la profesora Drigarovich.
    8:40 sonó el timbre del primer recreo. Aunque estuve todo el recreo con mis amigos, no encontré la oportunidad de avisarle a Dennis sobre la cena en mi casa. Nuevamente toco el timbre que anunciaba el regreso a clases, esta vez teníamos clase de Civica con el profesor Zorrino, un hombre de unos 35 años de edad fanático de la historia Argentina. Como de costumbre la clase fue un embole.
    Por cuarta vez en la mañana el timbre resonó en mi cabeza, esta vez anunciaba un recreo más extenso que el anterior, con confianza me acerque a Dennis y le dije:
    - Mi familia quiere invitarte a vos y a tus padreas a nuestra casa a cenar este sábado
    - ¿A mis padres también?
    Su cara se torno extrañamente cuando mencioné lo de sus padres
    - Si a tus padres también, ¿Qué te parece la idea?
    Sin responderme dio media vuelta y se fue con paso acelerado al salón de clases aunque todavía no había tocado el timbre.
    Terminada la escena se me acerco Jessica:
    - ¿Qué le paso a Dennis que se fue tan rápido?
    - No tengo idea, le dije algo sobre su familia y…
    - ¿Sobre los padres?
    - Si
    - Te tengo que contar algo.

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  13. Garcia Gatti y Estevez27 de octubre de 2009, 16:31

    CAPÍTULO 4

    Jessica titubeaba, parecía no estar segura de decirme lo que sucedía… Al fin se convenció y comenzó a hablar. Me dijo que ella nunca había conocido a los padres de Dennis, pero que escuchó sobre ellos. Algunos decían que habían muerto, otros que estaban internados en un loquero y llegaron a decir que eran seres de otro planeta. Me dijo que cada vez que ella le había comentado algo sobre ellos, Dennis ignoraba el tema. Terminó diciéndome que evite hablar con él de sus padres. Pero me llené de una gran curiosidad. ¿Por qué habrían inventado esas historias tan inverosímiles? Igualmente prefería averiguar por otros medios y dejar tranquilo a Dennis. No quería perder su amistad.
    Cuando sonó el timbre, fui a la clase de geografía y me senté junto a él, que no parecía ofendido. Hice como si no hubiera pasado nada durante el recreo y presté atención en la clase.
    Ese día íbamos a ir a su casa a estudiar para la evaluación que teníamos al día siguiente de matemática, materia en la cual me iba muy mal, y Dennis y Jessica pensaban ayudarme a practicar. Quería armarme un plan en mi cabeza para poder escapar de su habitación por unos momentos e investigar su casa sin que se dieran cuenta. Teníamos una hora de viaje porque estaba en las afueras del pueblo, así que para cuando llegamos ya tenía más o menos planeado lo que iba a hacer.
    Cuando entramos a la casa y pasamos a la cocina, Dennis nos ofreció un pastel de carne que ya estaba hecho y lo único que tenía que hacer era recalentarlo. Nosotros aceptamos, nos sentamos en la mesa esperando a que este listo el pastel y nos pusimos a charlar sobre una profesora a la que todo el colegio odiaba.
    A eso de las tres de la tarde terminamos nuestro almuerzo y nos fuimos al cuarto de Dennis. Abrimos todos los libros y sacamos hojas, calculadoras, lápices y gomas, y empezamos a trabajar. Tengo que admitir que Dennis y Jessica son muy buenos enseñando, quizá mejores que nuestro profesor. Para mí era más fácil comprenderlos a ellos.
    En un momento empecé a decir que me sentía mal, que me parecía que me había caído mal el pastel. Dennis me dijo que vaya al baño o a tomar agua a ver si me sentía mejor. Yo acepté sin más. Me levanté y fui al baño que estaba en una puerta al lado de la cocina. Me encerré en el baño durante unos minutos y me puse a ver las cosas que había en el botiquín (nada fuera de lo común, lo que cualquier persona tiene). Decidí salir del baño y pasar a investigar la casa. Fui al living silenciosamente y hurgué en un mueble gigante que había contra una pared. Tenía libros, electrodomésticos, vasos, cubiertos, platos, personajes en porcelana fría; muchas cosas mezcladas en el mismo mueble. En un cajón entre fideos sueltos, encontré una llave. Apenas la vi pensé en la puerta que estaba cerrada. Levanté la mirada y emocionado porque mi plan iba funcionando a la perfección (mis amigos seguían pensando que estaba en el baño o en la cocina bebiendo agua), me dirigí hacia la puerta sigilosamente.
    Coloqué la llave en la cerradura y encajaba bien. Sonriente, giré dos veces la llave mientras sentía por todo mi cuerpo el ruido que hacía al abrirse. De repente noté que mis pies estaban como mojados. Miré hacia abajo preocupado y descubrí que desde la puerta comenzaba a salir un líquido violeta. Cuando la abrí, estaba todo oscuro, no había ni un rastro de luz. Di un paso hacia delante y a continuación se cerró.

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  14. Garcia Gatti y Estevez27 de octubre de 2009, 16:32

    Unos segundos después comencé a caer. No se veía nada, pero sentía que estaba cayendo muy rápidamente. Estaba muy preocupado y me maldecía por ser tan curioso y querer hacerme el detective. Me dije a mí mismo: “Pibe, mirá que sos inteligente, ahora te vas a morir aplastado o si esto sigue así vas a llegar a China”. Ya había pasado como un minuto desde que empezó mi caída. No aguantaba más, quería que terminara de una vez, como sea, pero que se acabara.
    Ya me estaba mareando y sentía un pitido en los oídos, cuando inesperadamente vi una luz roja bajo mis pies. A medida que se iba expandiendo, yo bajaba de velocidad. ¡¿Qué estaba pasando?! Aterricé en una habitación totalmente roja, iluminada por la deslumbrante luz que antes había visto bajo mis pies.
    Cuando mi vista se acostumbró a la luz, comencé a observar que las paredes de la habitación estaban vestidas con millones de cosas rojas. Todo lo que uno pudiera imaginarse. Manzanas, vestidos, anillos, pelucas, esmaltes, billeteras, cuadernos, rejas, flores, etcétera. No tenía coherencia esa habitación. Ni tampoco salida, o por lo menos, no a simple vista.
    Sentí de nuevo los pies mojados, y miré hacia abajo y nuevamente estaba allí ese líquido violeta, pero esta vez por toda la habitación, que era infinitamente enorme. Ya había pasado como media hora ahí parado viendo las cosas que había en las paredes, cuando comencé a percibir que había un sonido, un sonido que mi cerebro me daba a entender que era rojo. En mi confusión por entender ese sonido y todo lo que me estaba ocurriendo vi algo moverse. No había estado asustado hasta ahora, porque no había visto cosas que pudieran hacerme daño. Pero si algo se movía, quería decir que otro ser estaba ahí conmigo. Lo vi moverse nuevamente, y otra vez y otra vez. Traté de entornar mis ojos hacia donde había notado el movimiento, porque al ser todo tan rojo era difícil distinguir los objetos. Y divisé algo pequeño, de unos cincuenta centímetros de largo. Parecía que estuviera saltando. Me acerqué un poco más para poder apreciarlo mejor. No estaba muy lejos. Era una personita, pero no era humana ya que también era roja. Estaba desnuda, no tenía pelo, tenía dientes redondos y el resto de sus terminaciones también eran redondas. Fuera de eso era un humanito. Me miraba con ojos llenos de ternura roja. Estiré un brazo para tocarlo y comenzó a saltar. Y no paraba. Saltaba altísimo, tanto que superaba mi altura. Creo que podría haber dado mil saltos en dos segundos. Me quedé mirándolo asombrado, y en un momento me di cuenta de que había abierto la boca de la confusión que sentía. Sacudí mi cabeza para despabilarme y tratando de seguirlo con mi vista le dije:
    - ¿Qué sos?
    Se detuvo. Me miró con una expresión de sorpresa roja y me respondió:
    Soy Escarlatino.

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  15. Garcia Gatti y Estevez27 de octubre de 2009, 16:33

    Me quedé mirándolo con cara de desconcierto total. Él soltó una carcajada roja y estiró su bracito esperando a que se lo tomara. Lo sujeté con todo el cuidado que me fue posible por miedo a rompérselo. Al tocarlo sentí como su color invadía mi mano y me la coloreaba. Escarlatino se mimetizó con mi mano y comenzó a hacerme dibujos y cosquillas. Podía sentir como su color iba pasando por cada parte de mi cuerpo y veía en mi piel cómo circulaba. Lo miré estupefacto y él me soltó. Empezó a cantar algo que no entendía, algo en otro idioma, y de nuevo a saltar y saltar sin parar. Le pedí que se detenga para poder hablar con él y saber dónde me encontraba. Me obedeció apenas se lo dije y me miró nuevamente con su ternura roja. Me quedé mirándolo unos segundos porque había notado que cada vez que me miraba a los ojos, en mi interior sentía como si su color rojo estuviera pasando por mi cuerpo otra vez y me pintara los órganos. Le pregunté dónde estábamos y me contestó con su vocecita roja: “En la habitación roja”. Lo miré con cara de confusión y comenzó a explicarme que al mismo tiempo que existía esa habitación, existían otras: verde, amarilla, azul, negra y blanca. Él era el rey de los rojitos, y siempre que venía a visitarlos alguien, él era el que se presentaba. Me dijo que le había sorprendido mi visita ya que hacía mucho tiempo no venía alguien a su habitación, porque parecía que “los de arriba” habían prohibido la comunicación con ellos. Yo quise saber por qué y qué era esa habitación, quiénes eran “ellos”. Tenía millones de dudas en mi cerebro pasando una tras otra como una película. Y él me respondió:
    - Ya habrá tiempo para contarte. Ahora te voy a presentar a mi familia.
    Ya no sabía con qué me iba a encontrar. No paraba de pensar en todas las cosas raras que estaba viendo, pero tampoco dejaba de pensar en Dennis y Jessica. Si se habrían percatado de que había abierto la puerta o de que había desaparecido. No sabía qué hacer. Iba a tener que seguir la corriente roja.

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  16. Súbitamente, de modo inesperado, me vi envuelto en un inextricable cablerío; la luz roja de la salida de emergencia me hizo percatar de la lamentable situación en la que me encontraba. Al cabo de unos segundos, sin ni siquiera poder ordenar mis ideas y los acontecimientos extraños que pasaban por mi mente, una enfermera apareció delante de mí.
    -Parece que despertaste –dijo la que más tarde conocí como Zulma.
    -¿Dónde estoy? –repliqué desconcertado.
    -En el hospital.
    -¿Qué?
    -En el hospital, hace dos días que perdiste el conocimiento.
    -¿Qué? ¿Cómo?
    -Sí, ya te lo van a explicar más tarde; ahora tomá este remedio y seguí descansando –concluyó pasándome un vaso y una pastilla.
    Una vez que me incorporé y despedí a la enfermera, mis padres ingresaron a la habitación con gesto adusto. Mi madre me abrazó con visible emoción y mi padre estrechó mi mano fuertemente. Nunca habían expresado de tal manera sus sentimientos; en ese momento creí comprender que había tenido toda mi vida un concepto equivocado acerca de ellos.
    -¿Qué me pasó? –pregunté de repente.
    -Te intoxicaron hijo- respondió con vehemencia mi padre.
    -¿Cómo?
    -Sí, lo que escuchás.
    -No puede ser... pero ¿quién?
    -Dennis- sentenció mi padre.
    -No querido, ¿cómo vas a decir eso? Todavía no sabemos nada…
    -¡Fue él! No lo defiendas... –volvió a la carga papá.
    -Hasta que no se demuestre…
    -¡Basta! –corté en seco la discusión –no quiero hablar más de esto…
    Mis padres se miraron y cambiando el tema de la conversación me acompañaron hasta altas horas de la noche, cuando al fin pude conciliar el sueño.
    Afortunadamente al cabo de una semana me dieron el alta médica. Durante esos días no volví a preguntar acerca de mi supuesta intoxicación a manos de mi amigo. Me negaba terminantemente a reconocer que Dennis quisiera hacerme daño; de ningún modo creía que ese pastel de carne pudiera tener algo más que un gusto rancio. Elaboré todo tipo de teorías sobre mi extraño sueño en el que conversaba con un ser raro en una habitación roja. Tenía el presentimiento de que mi subconsciente presagiaba algo fuera de lo normal que me sucedería más tarde.

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  17. Absorto en mis reflexiones llegué al colegio por primera vez desde que ocurrió el accidente de mi intoxicación. Al contrario de lo que había pensado saludé a mis compañeros, y en especial a Dennis y Jessica, como si nada hubiera pasado. Durante todo el día no se tocó la cuestión por la cual estuve en el hospital durante una semana. Comprendí que ninguno de nosotros estaba dispuesto a romper el hielo; todo lo relacionado a la casa de Dennis, sus padres, el almuerzo y el pastel de carne se había convertido en tema tabú para nosotros. A pesar de la aparente indiferencia con respecto a lo ocurrido empecé a notar una radical diferencia en las actitudes de Dennis y Jessica. Mientras hablábamos entre los tres sus miradas se cruzaban de manera cómplice y a veces evitaban directamente el contacto con mis ojos. Los encuentros de los jueves, que antes tanto disfrutábamos a pesar de que era para estudiar, se convirtió en un tedioso compromiso que ninguno quería cancelar para evitar tener que dar explicaciones. Nunca me había sentido tan triste, la vida nueva que había comenzado con amigos y esperanzas renovadas se convirtió en una aburrida rutina. Las dudas sobre Dennis y su historia personal más la complicidad de Jessica con él me hacían sentir tan mal o peor que en mi antiguo hogar.
    Esta situación insoportable duró alrededor de dos meses, cuando de manera inesperada me llegó un anónimo. Una carta sin firmar apareció en la puerta de casa un domingo cuando me disponía a sacar al perro a dar un paseo. Me encerré en mi cuarto y leí ávidamente las siguientes líneas:
    “Cementerio. Veintitrés horas. Sin policía. Caso Thompson.”
    Ni una palabra más. Quedé muy impresionado por el enigmático mensaje que acababa de recibir. La posibilidad de una cita de noche en el cementerio no me causaba ninguna gracia. En un principio estaba decidido a no ir, pensaba que sería una locura. Exponerse a tal peligro de modo innecesario no era razonable, al fin y al cabo a Dennis Thompson sólo lo conocía hacía unos meses y mi relación con él ya se había enfriado. Pero luego de cenar, y con una convicción inédita en mí, salí decididamente de casa hacia el cementerio. Creo que la situación en la que me encontraba me obligó en cierto modo a decidirme a encontrarme con un extraño. Pensé que no podía vivir evitando los problemas, en la medianía y mediocridad de los que no se atreven a nuevos desafíos. Me convencí de que no podía estar peor y que, suceda lo que suceda en el Cementerio, de ninguna manera me perdonaría no haber ido; en ese momento consideré que no tenía nada que perder.

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  18. Mientras estaba camino al cementerio, a unas veinte cuadras de mi casa, sospeché que prácticamente estaba sólo yo en esas frías calles que me hacían pensar una y otra vez si había tomado la decisión correcta, haber salido a encontrarme con quien sabe que o quien, ese extraño sujeto que me convenció con unas simple palabras.
    Cuando llegué a la puerta del cementerio ya se me habían cruzado millones de ideas para zafar, y volverme a casa, pero todo me decía que debía continuar. Una vez allí, sentí una sensación inquietante que me corrió por todo el cuerpo en un segundo, poco después me di cuenta que comencé a tener miedo a lo que me esperaba.
    Todo estaba muy silencioso afuera, pero dentro de mi cabeza había muchos ruidos, típico de cuando te carcome el temor; hasta que en un momento sentí una mano en mi hombro y la respiración agitada de una persona sin identificación hasta el momento, que me detuvo por completo el corazón, y me hizo dar un salto enorme.
    Cuando obtuve el valor necesario para darme vuelta, no vi nada, solo oscuridad. Pensé para mí que estaba alucinando, pero había sido tan real que no me lo creía ni yo. Miré para todos lados y logre divisar una sombra de una persona del otro lado de las rejas del cementerio provocada por el farol que estaba en la entrada.
    Para ese entonces, yo ya estaba en mi punto máximo de terror y lo primero que hice fue salir corriendo, corrí las veinte cuadras lo más rápido que pude, casi sin cansarme. Finalmente llegue a casa y me encerré en mi cuarto con las luces prendidas, obviamente.
    En toda la noche no pude conciliar el sueño, todo estaba tan sigiloso hasta que sonó la alarma, tomé mi ropa, me cambié y me dirigí al colegio. Mágicamente Dennis y Jessica habían faltado, algo que llamó mucho mi atención, ya que no faltaban nunca a las clases del señor Joselino, quién daba las clases mejor que nadie. Desconcertado, dejé pasar ese acontecimiento extraño.

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  19. Ya había pasado una semana de lo del cementerio y todavía no lograba dormir bien, también ocurría porque hace una semana que mis viejos amigos no daban señales de vida, y nadie sabía nada de ellos. Otra vez me tocó pasear al perro, como todos los domingos a la tarde, esta vez se me dio por ir hacia el cementerio y afrontar ese misterio que hace una semana no me dejaba dormir. Todavía era de día y había más gente que aquella noche, sin embargo esa extraña sensación comenzó a recorrerme otra vez, pero esta vez duró unos minutos.
    Recorrí junto a mi perro, que ya estaba sediento y no cesaba de jadear, todo alrededor del cementerio buscando alguna pista, al ver que ya estaba bajando el sol y las condiciones de mi perro, nos volvimos sin ninguna conclusión ni sospecha de nadie ni nada.
    Cuando llegué a casa, mi perro se fue corriendo a tomar agua, mientras yo me quedé limpiándome los pies en el tapete de la entrada, donde pude notar que una hoja estaba allí, medio escondida.
    Rápidamente intenté leerla pero una imagen se me vino a la cabeza y me nubló completamente la vista, en ese instante se me debilitaron las piernas y ya no recuerdo como fue que me desperté recostado en mi cama con mis padres a mi lado.

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  20. CAPITULO 7
    Al abrir mis ojos, lo primero que observé fue a mi madre, Lauren, a mi lado tomándome de la mano. Rápidamente me levante y le pregunte muy angustiado
    -¿Qué me paso? ¿Qué hago aquí recostado en la cama?
    Lauren me miro con cara de sorprendida
    -¿No recuerdas nada? Estaba estacionando el auto y te encontré tirado en la puerta de casa, parecías desmayado, creo que te bajó la presión.
    -Ah si, lo recuerdo mami, gracias por cuidarme. Ahora ya estoy mejor. ¿Podrías dejarme solo?
    Lauren dio media vuelta sin emitir una sola palabra y se fue de la habitación cerrando la puerta. Apenas la cerró, recordé la nota que encontré al entrar a casa y que justo antes de desmayarme había guardado en mi bolsillo.
    Otra nota escrita con la misma letra que la anterior, con exactamente las mismas palabras “Cementerio. Veintitrés horas. Sin policía. Caso Thompson”.
    Esta vez estaba decidido a encontrarme con esta misteriosa persona, porque mi amistad con Dennis y Jessica iba desgastándose día a día y estaba interesado en conocer más acerca de la familia Thompson
    Solo faltaba media hora para que sean las veintitrés y esta vez por temor a lo sucedido anteriormente, decidí llevar a mi fiel perro para sentirme protegido. Finalmente, luego de haber caminado las veinte cuadras, que separaban mi casa de la necrópolis, estaba parado delante de las deterioradas y oxidadas puertas del cementerio.
    De tanto miedo que tenía me temblaban las manos y los pies, comencé a respirar profundo, hasta que tomé el valor suficiente para entrar. Había una niebla espesa que no dejaba ver mas de cinco metros, estaba muy oscuro, solo la luz de la luna que formaba figuras diabólicas.
    Seguí el largo y angosto camino hasta encontrar un farol, en este, estaba pegada otra nota, con la misma letra que las anteriores que decía “Continuá hasta el próximo farol y mira a tu izquierda que te estoy esperando en el mausoleo de la familia Thompson”
    Luego de haber leído la nota se me cruzaron millones de ideas acerca de este misterio familiar y decidí continuar el recorrido para encontrarme con el anónimo escritor.

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  21. Una vez que llegue al lugar indicado, mi perro comenzó a ladrar desaforadamente y la misma mano se posó en mi hombro, pero esta vez no estaba atemorizado.
    Al fin logré conocer a la misteriosa persona, que con sus notas, me había dejado desvelado tantas noches pensando, ¿por qué me eligió a mí para contarme este secreto? Al contrario de todas mis expectativas, era una persona alta, de tez morena, aparentemente mayor de cuarenta años y logre ver que en su mano tenía una carpeta y en la otra un anillo, así que supuse que era casado.
    -¿Quién eres y por qué me elegiste a mi?
    -Mi nombre es Alberto y luego te enterarás porque te he elegido
    -¿Yo? ¿Elegido? Pero… si soy un chico común
    -Eso es lo que vos pensás, no sos igual a los demás, pero de eso hablaremos luego. Vayamos a lo importante, aquí tengo una carpeta con unas fotos y archivos de la familia Thompson.
    Apenas abrí la carpeta me sorprendí completamente, no podía creer lo que estaba viendo. Al ver mi cara, Alberto me pidió que por favor guardara todos los pensamientos que tuviera sobre lo que se me acababa de presentar ante mis ojos y no lo compartiera con nadie más que con él, por algo había sido el elegido. Luego de haber compartido esta breve charla, me dirigí a mi casa, pero en la mitad del camino recordé que al entrar al cementerio, me acompañaba mi perro, que en ese momento de terror, cuando comenzó a ladrar, perdí de vista, así que tuve que volver.
    Una vez que me encontré situado frente al mausoleo de la familia Thompson, comencé a llamarlo y me puse a mirar detenidamente lo que me rodeaba, llamándome mucho la atención las condiciones del mausoleo.
    Este se encontraba desmantelado con un par de ataúdes abiertos, donde los cuerpos estaban a la vista, una cruz en el fondo con una flor de hacia años y los vidrios de la entrada que estaba abierta todos rotos.
    Ahí me quede parado con la carpeta entre mis manos rodeado de un alo de misterio y desolación, preguntándome mil cosas a la vez, esperando que regresara mi fiel perro.

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  22. Forgoso y Rodriguez29 de octubre de 2009, 21:08

    CAPITULO 8

    Ya sin miedo luego de las cosas que pase, tome coraje y comencé a comparar las horrendas fotos recibidas con el mausoleo. Era de noche, pero gracias al farol que tenia a no más de 5 metros de distancia, las sombras que hubiera visto en una instancia, eran perfectas figuras que me dejaban reconocer todo lo que encontraba.
    Los ataúdes abiertos, la cruz en el fondo, la rosa marchita, nada me llamaba la atención, absolutamente nada. Lo único que me hizo percatar que algo estaba mal, eran esos cuerpos, tiesos, fríos, sin vida. Con una mano en el corazón que no dejaba de latir a mas de 110 pulsaciones por minuto, me di cuenta que esos cuerpos, también llamados como “los padres de Dennis”, eran otros.
    No lo podía creer. Era algo que me dejo completamente anonadado.
    - ¡¿Pero quien haría semejante atrocidad?! le pregunte a Alberto
    - Todavía no sabemos, la mitad de la policía local esta con este caso
    - ¿La mitad? ¿Eran importantes sus padres?
    - Si, muy importantes. Pero esa información lamento no poder dártela, el jefe de policía Lobato nos prohibió hablar del tema
    En ese momento, ninguna palabra mas salio de mi boca. Ya en ese momento mudo, la única opción lógica que tenia era irme a mi casa, ya que habían sido demasiadas aventuras por una sola noche...Me despedí del oficial Alberto, tome a mi perro que estaba en la puerta esperándome, y camine las veinte cuadras correspondientes para llegar a mi hogar.
    Siendo las dos de la mañana, mis ojos estaban tan abiertos como si todo esto hubiera sido las dos de la tarde. Mi cerebro también estaba igual de activo, preguntándose e intentando despejar todas las incógnitas que tenia sobre los padres de mi mejor y primer amigo en esta nueva ciudad. ¿Le debería preguntar a Dennis sobre esto? ¿O mejor intento con Jessica, mi única amiga mujer? Decidí no decir ninguna palabra más al respecto, e intente dormir.
    Habiendo llegado la mañana siguiente (como si hubiera sido una mañana mas de mi vida, me prepare para ir al colegio), me prepare y salí apurado para llegar al colegio.
    Habiendo llegado con un minuto de ventaja sobre la profesora, me senté al lado de Dennis, como solía hacer. Aunque ahora en lugar de hablarme, yo era el que le comentaba y me reía de cosas que hayan pasado, ya sea vistas en la televisión, en el cine, entre tantas otras cosas.
    Pero me calle, no porque quisiese, sino porque la profesora me vio hablar en su hora y me hizo hacer un examen sorpresa del día. Ni bien lo comencé, me quede atónito.
    Una parte de la primer pregunta era, “En un mausoleo hay dos personas...”...ya con eso se me paralizo el corazón. Instantáneamente me acorde del hecho de la madrugada anterior, en donde las fotos no tenian absolutamente nada que ver con la escena del “intercambio”.
    Pasados los restantes 55 minutos que tenia para hacer el examen, la profesora Valderra retiro mi hoja casi en blanco, con solo mi nombre escrito en ella, ya que fue lo único que pude escribir luego del recuerdo de lo acontecido.
    El timbre del recreo había llegado, eso quería decir que tenia 20 minutos para juntar coraje y hablarle a Dennis de lo que paso.
    Cuando este ya terminaba, pude enfrentar a lo que consideraba mi mejor amigo y le pude preguntar...le pude cuestionar su pasado
    - Dennis, necesito hablarte de algo importante
    - Ya te dije que me es imposible ir a la cena con tus padres mañana...te pedí posponerla
    - Eso no
    - ¿No?
    - No, necesito hablarte de tus padres, que es lo que pasó con ellos
    - Me es imposible comentar algo al respecto, sumando los hechos que me dan vergüenza y me pone sumamente triste...
    - Toma coraje, necesito saber que les paso.
    - Bueno...esto es lo que se:
    “Hace mas de 20 años, un 30 de Octubre de 1989, mi familia y yo nos mudábamos a este poblado...

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  23. Forgoso y Rodriguez29 de octubre de 2009, 21:25

    Por aquel momento, las ondas hippies, con el pelo largo y los famosos dichos de “amor y paz” inundaban las calles estadounidenses, las calles europeas estaban en plena transición industrial y tecnológica, y aquí nosotros (yo aun sin nacer)en nuestra camioneta, una Volkswagen recorriendo mas de 2000km solo para cambiar nuestras vidas, todo después del incidente en la fabrica, en donde un error absurdo de mi padre hizo que mas de 20 inocentes personas terminasen en un coma profundo el cual duraría mas de 3 años, algo que nos rompió el alma.
    Por ello, mis padres estuvieron de acuerdo en abandonar la ciudad...abandonar la ciudad en donde yo seria catalogado como “el primogénito del asesino”.
    Una vez aquí, se asentaron en la primer casa que había a la venta, la casa mas discreta, para que mi padre no sea reconocido.
    Pasados varios años, yo nací. Un saludable hijo. Pero no todo fue afortunado ese día...
    Luego del alta médica que le dieron a mi madre, ella, mi padre y yo en sus brazos, nos dirigimos hacia la casa, lugar en donde aconteció lo peor y más inesperado, un secuestro.
    De la única manera que lo puedo catalogar, es como un “algo”, una cosa pequeña con luces rojas alrededor tomo del brazo a mi madre y a mi padre, al mismo tiempo, solo para llevarlos al vehiculo que tenían.
    Al encontrarme en el piso, ellos me tomaron del brazo, me llevaron hasta mi casa, me arroparon...y hasta ahora han cuidado de mi”
    - Por eso no quieres hablar de ello, ¿verdad? ¿Por vergüenza?
    - Si
    Luego de la extensa charla que tuvimos, el recreo termino y tuvimos que volver a nuestras aulas, en donde nos encontramos con algo que nos dejo a los dos totalmente sorprendidos.

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  24. Pasaron incontables minutos antes de que mis extremidades cobraran la fuerza necesaria para ponerme de pie, tuve la sensación de que mis captores me habían suministrado poderosos estupefacientes con intenciones de matarme.
    Al recobrar parte de mi fuerza, me puse de pié y tambaleando pude divisar una esbelta figura de una tez muy blanca que se acercaba desafiante, supuse que se trataría de uno de mis secuestradores.
    -Estabas advertido Mikey- río un hombre con aire de vencedor, arrojando un pequeño empujón que hizo que cayera sobre el húmedo piso del cementerio.
    -No, no, no, esto no puede quedar así Dennis debe saberlo- respondí, supe que esa respuesta no le había gustado en lo más mínimo al secuestrador.
    -Te equivocas, Dennis no tiene porque conocer esta historia, el es solo una víctima del desastre que causó su familia.
    Hubo un silencio de aproximadamente 30 segundos antes de que retomara su palabra
    -Debes irte, mañana irás a la escuela y le entregarás esto a tu fiel amigo- Terminó de decir esto y colocó en mi mano un sobre que prohibió que abriera.
    Terminado este diálogo, el individuo se retiró dejándome solo en el frío y macabro cementerio.
    Yací en el rugoso piso durante varios minutos, mi cabeza no relacionaba los hechos vividos en tan poco tiempo, sentí ganas de dejar este mundo, no merecía esto, no yo no tenía la culpa de nada, solo trataba de ayudar ¿y así es como me pagaban? Que injusto es este mundo pensaba.
    Me levanté repentinamente, cuando escuché voces familiares. Corrí lo más rápido que me permitían las piernas hasta ubicarme detrás de una pared del mausoleo Thompson.
    Al asomarme pude reconocer a al menos una de las personas que se acercaban. Era Alberto con varios oficiales federales.
    Pude oír algo de lo que decían, hablaban sobre mí. Ellos creían que mi impertinencia les había arruinado el rastro, sabían que alguien estaba detrás de todo esto pero desconocían la identidad y el paradero de esa persona. Estaban completamente enterados de mi secuestro y decían que era urgente encontrarme y recolectar pistas de mi testimonio.
    No sabía que hacer, sabía que Alberto había sido uno de lo causantes de la muerte de los padres de Dennis, si es que estaban muertos, pero tampoco podía confiar en mi captor, el científico que me proporcionó algunos datos relacionados con el señor Thompson.
    Fugazmente me acordé de la nota que me habían entregado. Desobedeciendo la orden dada, rompí el sobre y extraje la nota que yacía en su interior.
    La misma relataba una historia vivida unos años antes cuando la familia Thompson estaba en espera de su primogénito.
    No decía nada muy interesante, hasta que en una de sus líneas pude leer lo siguiente:
    “Lamento mucho lo de su embarazo señora Thompson, es inusual que una mujer pierda la cantidad de embarazos que usted perdió, temo decirle que nada podrá salir de su vientre, a menos que quiera someterse a una serie de experimentos…”
    Continué leyendo anonadado por lo que acababa de enterarme, intuí que algo más habría en el sobre, y mis deducciones no eran equivocadas.
    Dentro del mismo también se encontraban una serie de análisis y de estudios que mostraban el progreso de un experimento que se le había realizado a una mujer para que pueda ser fecundada.
    Lógicamente se hablaba de la madre de Dennis.
    ¿Será mi amigo resultado de este experimento?¿Puede ser posible el ser humano capaz de semejante monstruosidad?

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  25. No pude continuar con mi lectura ya que el sargento Alberto hablaba cada vez más fuerte y mi cerebro estaba intrigado con el diálogo del mismo.
    -No podemos permitir que Dennis sepa la verdad, tuvimos suerte esta vez, pero tarde o temprano se enterará de que sus padres siguen con vida-
    Mi corazón se paralizó, sentí como si me volviera el alma al cuerpo,
    -¿Los padres de Dennis vivos? ¿Será verdad?-
    Miles de preguntas venían a mi cabeza pero sentí necesario informarle a mi amigo las noticias múltiples que había obtenido.
    Esperé un largo rato hasta que los oficiales se retiraran, ninguno se percató de mi presencia, terminado este suceso, corrí hacia la casa de Dennis, rogando por encontrar a mi amigo.
    Tenía mucha hambre, no tenía idea de cuanto tiempo había pasado desde que me habían secuestrado, pero sin importarme nada más que el bienestar de mi amigo continué con el trayecto hasta su casona.
    Me percaté de que pocos metros antes, una camioneta similar a la que me había secuestrado reposaba sobre el pavimento de la casa de Dennis.
    Aterrorizado, irrumpí en la residencia. La puerta estaba abierta y la casa demasiado desordenada. El living no parecía tan diferente, no había demasiadas cosas dadas vuelta o rotas. Solo una cosa me pareció absolutamente extraña, la puerta que siempre permaneció cerrada bajo llave durante todo este tiempo se encontraba abierta de par en par.
    Pude divisar que nada se veía dentro de la misma, como si la nada misma se encontrara pasando la línea divisoria del living a esa extraña habitación pero algo me llamó la atención de ese cuarto, como si algo que ya conocía volviera a mi cerebro mágicamente…

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  26. Pasaron incontables minutos antes de que mis extremidades cobraran la fuerza necesaria para ponerme de pie, tuve la sensación de que mis captores me habían suministrado poderosos estupefacientes con intenciones de matarme.
    Al recobrar parte de mi fuerza, me puse de pié y tambaleando pude divisar una esbelta figura de una tez muy blanca que se acercaba desafiante, supuse que se trataría de uno de mis secuestradores.
    -Estabas advertido Mikey- río un hombre con aire de vencedor, arrojando un pequeño empujón que hizo que cayera sobre el húmedo piso del cementerio.
    -No, no, no, esto no puede quedar así Dennis debe saberlo- respondí, supe que esa respuesta no le había gustado en lo más mínimo al secuestrador.
    -Te equivocas, Dennis no tiene porque conocer esta historia, el es solo una víctima del desastre que causó su familia.
    Hubo un silencio de aproximadamente 30 segundos antes de que retomara su palabra
    -Debes irte, mañana irás a la escuela y le entregarás esto a tu fiel amigo- Terminó de decir esto y colocó en mi mano un sobre que prohibió que abriera.
    Terminado este diálogo, el individuo se retiró dejándome solo en el frío y macabro cementerio.
    Yací en el rugoso piso durante varios minutos, mi cabeza no relacionaba los hechos vividos en tan poco tiempo, sentí ganas de dejar este mundo, no merecía esto, no yo no tenía la culpa de nada, solo trataba de ayudar ¿y así es como me pagaban? Que injusto es este mundo pensaba.
    Me levanté repentinamente, cuando escuché voces familiares. Corrí lo más rápido que me permitían las piernas hasta ubicarme detrás de una pared del mausoleo Thompson.
    Al asomarme pude reconocer a al menos una de las personas que se acercaban. Era Alberto con varios oficiales federales.
    Pude oír algo de lo que decían, hablaban sobre mí. Ellos creían que mi impertinencia les había arruinado el rastro, sabían que alguien estaba detrás de todo esto pero desconocían la identidad y el paradero de esa persona. Estaban completamente enterados de mi secuestro y decían que era urgente encontrarme y recolectar pistas de mi testimonio.
    No sabía que hacer, sabía que Alberto había sido uno de lo causantes de la muerte de los padres de Dennis, si es que estaban muertos, pero tampoco podía confiar en mi captor, el científico que me proporcionó algunos datos relacionados con el señor Thompson.
    Fugazmente me acordé de la nota que me habían entregado. Desobedeciendo la orden dada, rompí el sobre y extraje la nota que yacía en su interior.
    La misma relataba una historia vivida unos años antes cuando la familia Thompson estaba en espera de su primogénito.
    No decía nada muy interesante, hasta que en una de sus líneas pude leer lo siguiente:
    “Lamento mucho lo de su embarazo señora Thompson, es inusual que una mujer pierda la cantidad de embarazos que usted perdió, temo decirle que nada podrá salir de su vientre, a menos que quiera someterse a una serie de experimentos…”
    Continué leyendo anonadado por lo que acababa de enterarme, intuí que algo más habría en el sobre, y mis deducciones no eran equivocadas.
    Dentro del mismo también se encontraban una serie de análisis y de estudios que mostraban el progreso de un experimento que se le había realizado a una mujer para que pueda ser fecundada.
    Lógicamente se hablaba de la madre de Dennis.
    ¿Será mi amigo resultado de este experimento?¿Puede ser posible el ser humano capaz de semejante monstruosidad?

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  27. CAPITULO 12

    Me acerque lentamente hacia el cuarto, empezaba a escuchar voces conocidas, que ya las había oído en el algún lado, era la voz del científico que me había secuestrado, estos estaban revisando ese cuarto, parecían que buscaban algo pero no sabia que era. Yo con mi torpeza al moverme para vigilarlos pateé unas llaves que estaban tiradas en el piso y esto provocó la reacción de las personas que estaban en el cuarto, lo primero que se me vino a la mente fue recoger las llaves y salir corriendo, estas personas me corrieron pero como yo ya conocía mas o menos bien el barrio, pude refugiarme en un escondite. Este era el tubo gigante que estaba al lado de la construcción del gran edificio, el mismo estaba situado 2 cuadras de la casa de Dennis, permanecí allí por dos horas y luego muy atento y con mil cuidados retorne a mi casa, al ingresar mis padres vinieron corriendo a abrazarme, ellos estaban enterados del secuestro, porque el señor Alberto les había contado.
    - Hijo cuéntanos ya lo que esta sucediendo!- (con un tono elevado) dijo Rovert.
    Yo proseguí a contarles toda lo que había sucedido. Ellos me aconsejaron que no tuviera nada más que ver con este Dennis del cual no se sabía nada en el barrio.
    Al día siguiente en la escuela no podía concentrarme en nada en lo único que pensaba era en Dennis y en estas personas, pero no podía cargar con toda esta presión yo solo así que espere hasta que llegue el recreo y decidí contarle a todo a Jessica.
    - Jessica tengo que decirte algo muy importante.
    - ¿Que es? Dime.
    Y le conté todo con lujo de detalle, ella se quedo paralizada, justo toco el timbre indicando el regreso a clases, esta hora era con el profesor Zorrino, el cual hacia las clases muy aburridas y llamaba a uno a distraerse, en uno de esos momentos de distracción decidí mirar por la ventana y ¡estaba allí!, la camioneta de los secuestradores, el miedo me empezó a abundar, de seguro me estaban esperando a mí porque yo tenia las llaves, las cuales nadie sabe que abrirían, ¿que era lo que tan oculto estaba?.La mañana seguía transcurriendo con normalidad para el resto del curso pero para mi no, esa camioneta había estado ahí toda la mañana lo cual hacia que yo deseara que nunca tocara el timbre de fin de clases, hasta que toco. Cuando salió Jessica, que ya sabia lo que pasaba me invitó a irme con ella ya que su padre la venia a buscar en auto y yo con gusto acepte, había zafado por esta vez de los secuestrados, pero sabia que me iban a seguir buscando. Esa tarde estuve en la casa de Jessica intentando armar un plan para poder ingresar al cuarto ese al que nunca habíamos ingresado y que tanto curiosidad generaba… El tanto estar pensando nos llevo a un plan el cual pondríamos en practica al día siguiente ya que era sábado y no había escuela. Habíamos quedado con Jessica en encontrarnos las cinco de la mañana en la Plaza Mitre, la cual queda en el punto medio de su casa y de la mía. Ese día por la tarde mi padre me paso a buscar por al casa de Jessica, al llegar a mi casa estuve todo el resto de la tarde intentando comunícame con Dennis del cual nadie sabia nada, como si se lo hubiese tragado la tierra.

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  28. Hasta que al fin llego el día el cual estaba dispuesto a saber todo al entrar a ese cuarto, estaba seguro que allí se encontraba todo lo que aclararía mis dudas. A la hora de vestirme, cambie mi apariencia esta vez estaba con traje, camisa y corbata lo cual era algo muy inhabitual de parte mía. Al pasar unos minutos ya estaba listo y decidí emprender rumbo hacia la plaza a la cual llegue cinco minutos antes y Jessica ya estaba, estuvimos allí un rato organizando bien lo que íbamos a hacer para estar seguros de que nada fallara. Juntos empezamos a caminar hacia al casa de Dennis, yo tenia en mis manos el manojo de llaves las cuales eran cinco, con la primera abrí la puerta principal, no había rastros de vida en el interior la casa, miles de sensaciones pasaban por mi cabeza y la de Jessica, temor, adrenalina, curiosidad, etc. Nuestro objetivo principal era ingresar al cuarto, lo cual probé con la segunda llave y abrió perfectamente. El cuarto era como un laboratorio, ambos pensamos que debería ser del padre de Dennis, había pizarrones con formulas, tubos de ensayo, etc. Pero al final de esta sala se encontraba otra puerta la cual tenia cuatro cerraduras y yo solamente tenia tres llaves, entonces una importante duda se me presentó, como iba a hacer yo para abrir esa puerta…

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  29. CAPITULO 12

    Me acerque lentamente hacia el cuarto, empezaba a escuchar voces conocidas, que ya las había oído en el algún lado, era la voz del científico que me había secuestrado, estos estaban revisando ese cuarto, parecían que buscaban algo pero no sabia que era. Yo con mi torpeza al moverme para vigilarlos pateé unas llaves que estaban tiradas en el piso y esto provocó la reacción de las personas que estaban en el cuarto, lo primero que se me vino a la mente fue recoger las llaves y salir corriendo, estas personas me corrieron pero como yo ya conocía mas o menos bien el barrio, pude refugiarme en un escondite. Este era el tubo gigante que estaba al lado de la construcción del gran edificio, el mismo estaba situado 2 cuadras de la casa de Dennis, permanecí allí por dos horas y luego muy atento y con mil cuidados retorne a mi casa, al ingresar mis padres vinieron corriendo a abrazarme, ellos estaban enterados del secuestro, porque el señor Alberto les había contado.
    - Hijo cuéntanos ya lo que esta sucediendo!- (con un tono elevado) dijo Rovert.
    Yo proseguí a contarles toda lo que había sucedido. Ellos me aconsejaron que no tuviera nada más que ver con este Dennis del cual no se sabía nada en el barrio.
    Al día siguiente en la escuela no podía concentrarme en nada en lo único que pensaba era en Dennis y en estas personas, pero no podía cargar con toda esta presión yo solo así que espere hasta que llegue el recreo y decidí contarle a todo a Jessica.
    - Jessica tengo que decirte algo muy importante.
    - ¿Que es? Dime.

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  30. Capítulo 14 (Iglesias Marinetti y Venutti)
    Continuación

    Ella sensatamente me recordó que debía hablarlo con mis padres, si es que ellos, claro aceptaban el asunto.

    Al llegar a casa, traté de encarar el tema con mi madre, que era más accesible, pero me desalentó al instante, porque le parecía algo que debía resolver la policía y que yo no debía jugar al detective. Me sentí tan miserable que mi madre aunque no estaba de acuerdo, me prometió hablarlo con mi padre.

    Esa misma noche supe que ninguno de los dos aceptaban consultar a parapsicológo alguno a pesar de tener un excelente recuerdo de esta persona y de saber de su seriedad.

    Me fui a mi habitación sin cenar, no tenía hambre y me sentía deprimido. Aún así dentro mío seguía la idea fija de buscar la ayuda de esta persona.

    Urdí un plan. Conseguiría como sea el teléfono y me contactaría con él. Al menos, lo intentaría.






    Al día siguiente, sólo le dije a Yessica que mis padres se negaban a consultar al parapsicólogo pero no le dije que yo lo intentaría por las mías.

    Al llegar a casa, esperé que todos se fueran y busqué en la agenda familiar el número.
    Alguna vez había escuchado su nombre pero casi no lo recordaba, sólo sabía que tenía un nombre algo excéntrico, o al menos, inusual.

    Hermes, eso es, Hermes, se llamaba…o ¿ sería su seudónimo? Daba lo mismo, al lado de su nombre pude encontrar su número de teléfono.

    El primer paso estaba dado, pero por supuesto había que tener en cuenta que esto debería quedar en secreto pues no podía comentárselo a mis padres. El segundo paso era conseguir el dinero que sin duda me costaría la primer entrevista. Sabía que estas cosas no son gratis.

    Felizmente tenía ahorros que mis padres me habían dado para Navidades pasadas y que aún no había gastado. También sentía incertidumbre porque este hombre no quisiera tratar conmigo, debido a mi edad.

    Dado que la situación no daba para perder el tiempo, me armé de valor y marqué su número. Tardó en contestar y cuando lo hizo, una voz grave respondió con suavidad pero con firmeza.

    - ¿ Quién es usted, joven ? ¿ Cómo consiguió mi teléfono ? - me dijo.

    Traté de explicarle que mi padre lo había tratado hacía muchos años y que ahora yo me encontraba en problemas y necesitaba verlo. El hombre tenía la voz de una persona de más de sesenta años, sus modos eran educados y su hablar tenía mucha autoridad.

    Enseguida me preguntó si mis padres estaban al tanto de lo que me sucedía y si sabían que yo quería verlo, lo cual me puso muy nervioso y traté de explicarle que ellos sabían de mi situación pero no compartían mi decisión de consultarle.

    - Me temo, jovencito, que usted está en serios problemas. Se dará cuenta que yo no puedo verlo sin el permiso de sus padres –me dijo.

    Le seguí comentando lo complicada de la situación y sobre todo la de mi amigo, que estaba en peligro y nadie me ayudaba del todo, rogándole que aunque sea me permitiera hablar con él una sola vez, y que luego no volvería a molestarlo.

    Debió percibir mucha angustia en mi voz porque el anciano, después de un breve interrogatorio, aceptó verme. Me dijo además que lo hacía como un favor y que no me cobraría nada.

    La cita era el jueves a las 18 horas.

    Como podrá imaginarse, contaba las horas para ese encuentro y no pude pensar en otra cosa hasta que llegó el momento del encuentro.

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  31. Capitulo 16:

    Ese día fatídico, una voz en el teléfono, pronuncio claramente las palabras que despertaron el terror, mi desesperación y una sensación de impotencia-
    _Tenemos a tus padres… depende de vos que vuelvas a verlos, vivos, por lo menos, si haces todo lo que te digamos-
    _Que… quienes son Uds. ¿?? Porque esto , ahora!!- respondí casi gritando-
    Desesperado entendí súbitamente, el porque de la puerta de mi casa abierta de par, las cosas tiradas, los muebles abiertos, todo revuelto, -
    -Todo lo que tienes que obtener , que conseguir , es entrar en la puerta que tu sabes, Tienes que lograr eso donde nosotros hemos fracasado, como sea, abrir, franquearnos el paso y dejarnos entrar, en esa puerta, para vos tan misteriosa, nosotros nos encargaremos de lo demás.
    Recuerda tenemos a tus padres, morirán si no haces lo que te digamos.
    Colgó, de repente, sin esperar respuesta alguna de mi parte, busque dentro de mi mochila la que llevaba siempre conmigo, las llaves, respire aliviado , estaban allí en el fondo de todo. Tome mi bicicleta. Corrí como loco, como poseído, sin frenar en las bocacalles, en una esquina, una moto de los muchachos que reparten pizza, por no chocarme, perdió equilibrio, y fue a parar sobre la vereda, volcándose el contenido de las cajas, integro sobre un transeúnte que pasaba por allí, mientras que el chico que manejaba la moto, desde el suelo, me gritaba asombrado, los insultos mas irreconocibles, mientras que yo doblaba ya la otra esquina, en una sola rueda.
    Debía llegar a la casa de Dennis, nada importaba, la imagen de mis padres, sus continuas peleas y discusiones, la que me angustiaban siempre, dio lugar en estas circunstancias, a las pequeñas cosas. que me habían hecho feliz, que ellos me daban, cuando yo me permitía serlo, el raro era yo, no ellos, ahora lo sabia, los líos se me pegaban a mi, de algún modo, reviví rápidamente en una avalancha de recuerdos,como en una película, cumpleaños, épocas en que estuve enfermo, cuando dormía entre ambos, alguna sorpresa de mi padre , esas gratas sorpresas, que en el medio de una tormenta de discusiones se imponía, entre ellos, para terminar en risas, que siempre estaban juntos, que no obstante todo se querían, y a su manera, también me demostraban su cariño, su amor, en pequeñas cosas, que mi mente se obstinaba en borrar quedándose siempre con lo malo, ahora me daba cuenta de todo. Miles de pequeñas cosas, imágenes , pasaban ante mi como viendo una película, en ese viaje vertiginoso, (¿Seria asi morirse reflexione para mi mismo. )
    Yo era su hijo, y ellos estaban en esa situación por mi culpa.yo debía por eso, salvarlos como sea!-Tome conciencia de cuanto los quería como suele pasar siempre, , cuando uno siente que va a perder a alguien-
    Entre en la casa, usando todas las llaves, me encontré nuevamente ante la puerta de la ultima habitación, parado, sin saber como seguir, tome conciencia de la falta de la cuarta llave, volví sobre mis pasos, revolví, busque, subí hasta un altillo, tirando abajo cajas, y su contenido, sin importarme nada, hasta en la heladera busque la maldita llave, -
    Transpiraba, gotas de sudor me caían por la fente, quizás estaban torturando a mis padres, quizás, haciéndoles daño y yo no encontraba la forma de entrar, no quedo rincón de la casa, del laborario, nada casi en pie, todo, caía ante mis ojos, y yo miraba entre los bultos caídos, arrojando cosas a dos manos, sin saber que buscaba , su forma, al fin y al cabo, solo una llave!.

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  32. Capitulo 16 (Parte 2):

    Volví a la puerta, lloraba, no podía evitarlo, empecé a golpear cada vez mas fuerte, enloquecido, gritando, con lo que tenia a mano, con un grueso hierro, lastimándome las manos, luego con mis pies, diciendo a viva voz, te voy a abrir, lo voy a hacer, no me vas a vencer, maldita puerta!!! Mis papas, no quiero que les hagan daño!!!-
    Sin poder creer lo que veía. La puerta se abrió poco a poco, como cediendo a un impulsó, desde adentro, retrocedí, presa de pánico, la habitación se lleno de un color rojo, estridente, vi. la imagen de Denis, frente a mí, como nadie la había visto, casi monstruosa. Casi diabólica, pero mirándome con tristeza,
    -amigo, .. no vas a poder encontrar la cuarta llave, sabes porque? , porque yo soy la cuarta llave.
    Solo yo puedo abrir esta puerta, donde mis “amigos” protegen a mi familia refugiados, allí dentro las cosas no son como parecen, grabatelo, allí en esa habitación hay un mundo distinto, cuyas puertas mi papa abrió casi sin darse cuenta, y que gente muy mala de nuestro mundo quiso usar para fines bélicos, no armas bacteriológicas, algo mucho mas poderoso.. Y yo viví, gracias a que “Ellos “los del otro lado, lograron el milagro en mi mama. Sino no hubiera nacido, Soy un poco de ellos, y de Uds., creeme, ves mi color, casi rojo?
    Soy asi realmente, pero no somos malos, llevares el mensaje que nos dejen en paz, que mis papas y yo, jamás volveremos. Desde el otro lado, Y sábelo, te quiero mucho, cuídate.. se feliz.
    -Podrás hacerlo? -Dijo, mientras se quedaba mirando un punto fijo detrás mío, y apareció una enorme mancha roja, en su pecho, donde había entrado un cuchillo arrojado por alguien, desde detrás mío, y lo vi. , desmoronarse frente a mi, a mis pies, quise auxiliarlo, me llene las manos, mi camisa de sangre, roja muy roja, mientras que varios hombres encapuchados, me empujaron hacia un lado, lanzándose hacia la puerta. Cuando sin creer nadie , lo que estaba pasando, la puerta. La abertura misma , se puso de un rojo intensísimo, deslumbrando la vista de todos. Y se cerro sola, desapareciendo -como si nunca hubiera existido-
    MI celular cono fuertemente, y entre sollozos atendí, se escucho la voz de mama en el teléfono, - Donde estas???, por favor decime que estas bien, estamos buscándote desde hace rato, y ahora refugiados en la comisaría., tu celular no sonaba!!-
    -Mama, están bien???.-
    _ Si hijo, si., pasaron muchas cosas, donde estas te vamos a buscar, tu teléfono no sonaba o no atendías…!
    -Me habían engañado, ellos nunca estuvieron en peligro, Dios todo eso paso por mi culpa. –pensé-
    Ahora solo veía a mi amigo. Un chico común, a mis pies. Sin vida,
    -Nunca me lo perdonare…nunca… nunca…-
    -Nunca , nunca,- seguía diciendo decía en voz alta, mientras volvía del sueño.
    Allí estaba “Hermes”. vestido de blanco, rodeado de otra gente, también vestida de blanco, todos con cara de preocupación, mi mama y mi papa, a su lado,
    -Estas pastillas son nuevas, quizás logremos que cesen estas pesadillas, esos sueños locos, estos delirios. Que recuerde cosas que nunca pasaron, intentaremos eso... y uds despues de unos dias uds, podran llevarselo a su casa.,-Estamos de acuerdo?? dijo “Hermes” desde detrás de unos antejos gruesos,
    -Si, gracias por todo Doctor, confiamos en Uds. Dijeron casi al unísono mis papas.-


    FIN

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