domingo, 4 de enero de 2009

Mensaje del Rector

Hace unos años leía estas palabras pronunciadas por la Madre Teresa de Calcuta: “No dejes que alguien se acerque a vos sin que se vaya mejor y más dichoso. Todos deberían ver la bondad en tu rostro, en tus ojos, en tu sonrisa. Cada uno de nosotros es la luz de la bondad de Dios.”

Hoy, en este momento tan particular, estas palabras, resuenan nuevamente entre nosotros y pueden iluminar esta etapa tan significativa donde los sentimientos asociados a la finalización de la escuela secundaria conviven con muchos otros que nos hacen mirar hacia delante.

Así, estas palabras de la Madre Teresa nos llevan a repasar nuestro “transitar” por el colegio nuestro colegio, es decir: cada diálogo, cada persona, en los pasillos, en las materias, en los vínculos construidos, grupos, proyectos,…
Ojalá, todo esto, haya impulsado cambios en cada uno de ustedes, que el colegio haya sido para ustedes experiencia que moviliza, que transforma porque “todos ven”. Ese “todos ven” que al ser real produce cambios en el otro. Y aquí hemos buscado que todos vean y vivan una

a) Experiencia de Dios. Experiencia de sentirnos salvados por un Padre que nos ama y siempre nos espera. Experiencia que, si es cierta, nos proyecta hacia los otros, hacia el hermano.

b) Experiencia de Humanidad. Que nos indica que la única forma de construir es con otros. Que nos hace disfrutar el placer del encuentro con el otro. Sentir la necesidad del otro.

c) Experiencia de profundidad y coherencia. Que nos lleva a un sincero compromiso con el conocimiento. Nos anima hacia una lectura crítica de los acontecimientos. Experiencia que nos impulsa a discernir y optar en cada acto de nuestra vida.

Pienso en tantos ejemplos cotidianos: Encuentros con personas concretas, con la palabra de Dios, la lectura, el diálogo, el dolor, con la tarea diaria, estudio, respuestas inteligentes luego de procesos de reflexión, procesos grupales: uso responsable del tiempo, encuentros con los representantes de cada curso, preparación de festejos …
Cuánto han crecido en este tiempo! Cuántos cambios se han producido en ustedes!

Ahora en este irse del colegio… para este paso que están dando podemos, también, situar las palabras de la Madre Teresa desde la vida de cada uno de ustedes. Ya no serán los pasillos, el aula, el buffet, el patio, la biblioteca. Ahora es mi propia vida, mi “rostro, mis ojos, mi sonrisa”, mis propios actos… los que tienen el poder de provocar todo esto en cada persona que se acerque a mi.

Que podamos transmitir estas tres experiencias vividas:

a) Experiencia de Dios. Como me sentí amado y perdonado…puedo tener una mirada amorosa y compasiva hacia mi alrededor.

b) Experiencia de Humanidad. Que me hace no ser indiferente al otro. Que me impulsa a caminar necesariamente con otros. Que me lleva a priorizar la palabra y la acción y no el grito y la indiferencia.

c) Experiencia de profundidad y coherencia. Que me obliga al compromiso con el presente y cada proyecto, en la Misa compartida el último viernes el sacerdote nos decía “vivir intensamente” cada momento. Esta profundidad y coherencia me conduce hacia una lectura crítica de los acontecimientos, propios y no propios. Una experiencia que nos impulsa a discernir y optar. Que se ejercita cada día.

Sabemos que vamos “contra la corriente”, que es muy fuerte la tentación de excluir a Dios de nuestras experiencias, de nuestras vidas, de no acercarme ni comprometerme con otro, a deshumanizar nuestras relaciones y a vivir en la superficialidad, la imagen, sin tomar decisiones ni correr riesgos, todo nos lleva ser eternos adolescentes o niños… No poder ver la tremenda crisis que atravesamos como sociedad, tanto dolor, tantas muertes evitables mientras nos entretenemos con temas superficiales que nos instalan desde la pantalla del televisor o las declaraciones de personajes que hoy en día se presentan como referentes en distintos ámbitos de nuestra sociedad.

Como comunidad educativa, desde nuestra fragilidad, chicos, les queremos decir: Anímense a la profundidad: La profundidad necesita de valentía, respeto, confianza, sinceridad, pocas palabras.
Nuestra identidad Mariana nos presenta en María este modelo donde se expresa la vivencia de estas tres experiencias: de Dios, de humanidad, de profundidad y coherencia.

“No dejes que alguien se acerque a vos sin que se vaya mejor y más dichoso. Todos deberían ver la bondad en tu rostro, en tus ojos, en tu sonrisa. Cada uno de nosotros es la luz de la bondad de Dios.” Madre Teresa de Calcuta

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