lunes, 17 de diciembre de 2018

UN DÍA EN EL DELTA

Experiencia de Aprendizaje-Servicio 
con alumnos de 3er año.
Ciudad de Baradero, provincia de Buenos Aires. Miércoles 7.45 hs. Como cada día van llegando al puerto, caminando, en motocicleta o compartiendo un auto. Son los profesores, la secretaria, las cocineras, la directora y algún alumno.

 La lancha colectiva interisleña parte río abajo y comienza su recorrido de 90 minutos deteniéndose en cada muelle donde espera un alumno, acompañado de su familia que lo despide antes de subir e incorporarse al grupo que avanza por el río Paraná de las Palmas.

Y así, hasta el Paraje Vuelta de los Patos, a la altura del km 145 del río, donde luego de conversar sobre la tarea, algún cumpleaños, algún alumno ausente -ya que no estaba en su muelle-, … la lancha llega a su destino diario: la escuela de isla Primaria y Secundaria N° 7.

Un miércoles esta rutina se alteró, ya que también subieron a la lancha para compartir toda la jornada un grupo de alumnos de 3er año de nuestro colegio.

 La propuesta de este proyecto de  aprendizaje/servicio invitaba a: 
- Descubrir la importancia de la educación y el compromiso como valores centrales en el desarrollo de las personas en la sociedad.
- Compartir una experiencia de intercambio a través del conocimiento y las vivencias personales con niños y jóvenes que viven y estudian en un ámbito completamente diferente al urbano.
- A partir del intercambio, conocer sobre el uso y las posibilidades de las energías alternativas y formas concretas de desarrollarlas especialmente en lugares de recursos limitados.

Para poder concretar la experiencia, realizamos un proceso de preparación: conformación del grupo, asumir roles y responsabilidades, conocimiento del lugar y sus características, preparación de un evento para juntar fondos, contactarnos con un colegio del centro de Baradero que nos alojó la noche previa al intercambio con la escuela de isla, etc… Todo esto nos ayudó a vivir una experiencia muy enriquecedora: nos encontramos con alumnos y educadores, iguales a nosotros, que viven en una realidad muy distinta, nos compartieron “su casa”, aprendimos mucho, afianzamos vínculos, nos ayudaron a “abrir un poco más los ojos” atentos a lo que también sucede muy cerca nuestro, a valorar lo que tenemos, …

Gracias a ambas escuelas: San José del centro de Baradero y la de isla, a sus docentes y alumnos que nos permitieron vivir esta maravillosa experiencia.